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La angustia del buen vivir

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Lake Oxbow

Lago Oxbow, en el Parque Nacional Yasuní , en Ecuador. Foto de ggallice (Geoff Gallice) en flickr.com, CC BY 2.0

Abstract: Sumak Kawsay is an indigenous concept that involves good living and being responsible with all beings that surround us, including nature. In Ecuador, this concept (which comes from the Quechua language) was included in the final draft of the Constitution in 2008. It is the first time that the country speaks of the Rights of Nature, giving plants and land the same rights enjoyed by humans. But over the years, many fear that the urge for money can or will destroy this concept  and allow the indiscriminate exploitation of oil and mining, conceived by some politicians and enterprises as the only source to increase national income, affecting people and nature. Is Sumak Kawsay strong enough in Ecuador?

Sumak Kawsay. Un término en kichwa, idioma de los indígenas ecuatorianos, que no sólo toca a Ecuador. El Sumak Kawsay, en kichwa, quiere decir “Buen vivir” en español. En realidad, el concepto se lo puede encontrar diseminado en Sudamérica como una idea, un sentido que los indígenas de la región manejan, con ciertas diferencias en su pronunciación pero con el mismo significado (en Bolivia, por ejemplo, se habla del Sumak Qamaña, en lengua aymara).

¿Qué es este Sumak Kawsay? De acuerdo a François Houtart, haciéndose eco de varias definiciones de algunos intelectuales, en un texto publicado en Diario La Hora, en febrero de 2012, el Sumak Kawsay es “la convivencia comunitaria, la igualdad social, la equidad, la reciprocidad, la solidaridad, la justicia, la paz. Ella supone igualmente una relación armónica entre la humanidad y la Madre Tierra, gracias a la puesta en práctica del calendario ancestral y de su cosmovisión, en particular frente al Padre Sol y la Madre Luna (…) es una crítica al modelo actual de desarrollo y una llamada a construir una calidad de vida incluyendo tanto a las personas como a la naturaleza”. Y esta idea, entre otras cosas, implica una conciencia clara sobre el ecosistema. Ya no se trata del “vivir mejor” –como bandera de consumo–. Se trata de “vivir bien”, en armonía; se trata de cuidar lo que hay alrededor para mantener un equilibrio con la naturaleza. El Sumak Kawsay busca satisfacer necesidades sin depredar al mundo.

Nadie podría negar que esta mirada indígena de Sudamérica resulta importante hoy en día. Ante tanta advertencia por los cambios climáticos, cuidar el entorno se convierte en, al menos, una idea que podemos tomar en cuenta. Ecuador, hace un poco más de cuatro años, la llevó al extremo al definir, en la Constitución, los Derechos de la Naturaleza. Así, este país se convirtió en el primero en contemplar a la Madre Tierra como sujeto de derechos, como cualquier ser humano. El Sumak Kawsay está en la Constitución del país.

Un postura progresista, que sigue sorprendiendo a muchos, tomando en cuenta que Ecuador es un país pequeño en Sudamérica, un territorio de casi 290 kilómetros cuadrados y algo más de 14 millones de habitantes. Pero, con el paso del tiempo, hay mucha gente preguntándose si estos Derechos de la Naturaleza existen realmente o son sólo letra muerta en una Constitución que, conforme avanzan los años, empieza a ser cuestionada hasta por el Presidente, su principal auspiciante en 2008.

¿Por qué? Porque Ecuador necesita dinero y en ese marco, la explotación petrolera y minera es el camino que tiene el país. La situación no es sencilla, pese a la reconocida y premiada iniciativa Yasuní ITT, que es referida como una propuesta revolucionaria, pues a cambio de mantener bajo tierra la reserva petrolera del campo ITT, en el Parque Nacional Yasuní -la zona más biodiversa de todo el planeta, donde en una hectárea encontramos más vida animal y vegetal que en toda Norteamérica-, se pide que la comunidad internacional entregue al Ecuador la mitad de los ingresos que el país recibiría de explotar los 846 millones de barriles de petróleo que están bajo tierra en la zona y que representan el 20% de las reservas del país.

Esa cantidad de petróleo, se ha asegurado, le darían a Ecuador ingresos superiores a los 7 mil millones de dólares. Ecuador quiere que el resto del mundo pague casi 3 mil millones y medio de dólares.

Para muchos, esto es un locura y evidencia que el principal objetivo del Gobierno del recientemente reelecto Rafael Correa se centra en la explotación. No han sido pocas las ocasiones en que el Presidente ha dicho que “no podemos ser mendigos sentados en una mina de oro” y ha hablado de las ventajas que obtendría las poblaciones de la Amazonía, que recibirían dinero producto de una forma de explotación que él ha definido como ambientalmente amigable. El domingo 17 de febrero, luego de conocer los resultados de las elecciones, el vicepresidente electo, Jorge Glas, dijo en los balcones del Palacio de Gobierno que el objetivo central de este nuevo periodo de Correa será “erradicar la pobreza”. Glas, que antes fue ministro de sectores estratégicos, se ha mostrado abiertamente convencido de la minería a gran escala, por ejemplo. Y eso, de acuerdo a varias interpretaciones, abre el camino para la explotación.

Hay descontento, entonces, entre aquellos que antes habían sido parte del Gobierno y que hasta ahora siguen defendiendo los Derechos de la Naturaleza como una consecuencia de un pensamiento progresista. En ese marco, han mirado con enojo las acusaciones por terrorismo a varios miembros del pueblo Sarayacu (una comunidad amazónica) por resistirse a la minería. También miran con cierta estupefacción que la infraestrutura minera y petrolera se haya abierto paso hasta los límites propios del Yasuní ITT.

“Si Correa gana, la iniciativa ITT será abandonada. La infraestructura está ya en el lugar para explotar el petróleo”, dijo hace varias semanas Alberto Acosta, ex colaborador de Correa y ahora contrincante político, que hasta llegó a competir contra él en las elecciones, amparado por una unión de movimientos de izquierda en contra del actual Gobierno. Acosta es contundente: “Correa se toma el crédito por la iniciativa ITT fuera de Ecuador. Pero en realidad él no se siente conforme con ella. Se está preparando para culpar a las naciones ricas por no darles el suficiente dinero para que esta iniciativa funcione”.
¿Qué va a pasar ahora que Correa tiene cuatro años más en el poder? Todo queda entre explotar/negar el derecho de vida a esa zona del país y sus habitantes, o hacerle caso a lo que la misma Constitución ha definido. Fuera de Ecuador se sabe muy poco de esta dinámica ya que no han sido suficientes los medios que se han hecho eco de esta paradoja; sin embargo, eso no ha significado silencio. La ONG internacional Avaaz le envió una carta al Presidente días atrás en la que fue muy clara: “Le instamos a proteger la Amazonía de la devastadora explotación de petróleo, una amenaza letal para este hábitat impoluto y para la supervivencia de los pueblos indígenas que están resistiendo a las petroleras y aferrándose a sus tierras”.

Solo es cuestión de tiempo de entender qué es realmente el Sumak Kawsay en Ecuador.

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EduardoVarasC Twitter: @eduardovarcarEduardo

Writer, journalist and musician from Ecuador, in South America