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Mujeres que reactivan la cadena productiva en Bolivia

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La basura acumulada en una esquina antes de que pasen las recicladoras

La basura acumulada en una esquina en La Paz. Foto Lucía Querejazu.

Abstract: La Paz and El Alto cities produce 27% of the daily garbage in Bolivia. Every day in these cities, specially at night, women and their children go out to look for the residues from homes and offices in order to separate and classify organic waste from plastic bottles, cardboard, paper, glass, and copper wires. They choose recycling jobs because there are no requirements of age, gender or education. So, recycling has become a good niche of opportunities for women to have a second or night job to support their families. They are single working mothers who sometimes support up to six kids in a one room home without any legal guarantees. 

Bolivia genera 4,782 toneladas de basura diariamente; de este total, un 27% se genera entre las ciudades de La Paz y El Alto, que juntas suman alrededor de 2 millones de habitantes. Estos datos los recogió la Dirección General de Gestión Integral de Residuos Sólidos, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, trabajando con más de 300 municipios en todo el país. Coincidiendo con la publicación de estas cifras a fines de 2012 se aprobó en la Cámara de Diputados el proyecto de Ley del Reciclador y la Recicladora que busca establecer las normas mínimas para su trabajo y así proveer seguridad laboral y social a más de 25,000 trabajadores en toda Bolivia. Reciclador/a, de acuerdo con el proyecto de ley, es aquella persona o agrupación de personas que aprovechan los residuos para reintroducirlos en la cadena productiva, con lo cual generan un ingreso.

En todo sentido los recicladores son un eslabón cada vez más importante en la cadena productiva de toda sociedad, tomando en consideración que la nuestra consume ingentes cantidades de materiales reutilizables. Que se efectivice la reintroducción de estos materiales en la creación de nuevos  envases, materiales, productos, etc., no es sólo retórico. Esto abre un nicho laboral que hasta hace pocos años no existía en Bolivia. Ahora la situación ha cambiado y en diferentes lugares a diferentes horas se encuentra a recicladores separando la basura entre lo que les sirve y lo que no. Una recicladora en la ciudad de Cochabamba puede ganar entre 300 y 700 bolivianos (50 a 100 $US) a la semana reciclando vidrio, plástico, cartón y cobre de cables.  El salario mínimo en Bolivia está alrededor de los 1,000 bolivianos (actualmente está en debate un aumento), por lo que un ingreso semanal de la mitad de eso definitivamente puede mantener una familia pequeña, aunque en precarias condiciones.

En la ciudad de La Paz, la segunda mayor productora de residuos en Bolivia (la primera es Santa Cruz), la mayoría de los recicladores son mujeres que comúnmente trabajan. Hay varias tareas que cumplir: separar la basura, seleccionar por materiales, acopiar en un solo lugar y finalmente transportarlo directo al comprador o a veces a un depósito provisional donde se acopia mayor material. Al no existir reglas ni leyes en torno a este oficio, se trabaja a conveniencia. La cantidad de horas y la extensión que se cubre dependen de cada recicladora o bien de las posibilidades de hacerlo, ya que se ha convertido en un tema competitivo y territorial también.

En el centro de la ciudad lo más común es que el trabajo se realice en la noche, cuando se saca la basura para el recojo por parte del sistema de saneamiento de la ciudad. Sin embargo, a esta razón práctica hay que añadirle que los recicladores de residuos sólidos son muy mal tratados por la población en general cuando la gente pasa por sus lugares de acopio; entonces la noche también los protege.

Las recicladoras de La Paz se ocupan de este trabajo porque no precisa de requisitos, no hay que tener título de nada ni saber mucho y sobre todo, no importa la edad. Las exigencias laborales y el maltrato que reciben las mujeres en las agencias de empleo o en la infructuosa búsqueda de un lugar de trabajo digno las lleva a ocuparse de un rubro despreciado por muchos pero vital en términos productivos y de manejo de residuos. Además el horario es conveniente porque pueden dejar a sus hijos pequeños durmiendo en casa. Cuando los hijos son un poco más grandes, ellos también trabajan junto a sus madres en lo que, dentro de todo, es un ambiente laboral seguro para ellos. Es curioso que un trabajo que es despreciado por muchos sea el nicho laboral donde se refugian madres, hijos y abuelas porque tiene una flexibilidad que otros trabajos no ofrecen.

Otras recicladoras trabajan todo el día e improvisan lugares de acopio que no estorben y que no vayan a ser barridos. Entre jardineras es el lugar ideal, nadie mira ahí. Hay mujeres que trabajan todo el día bajo este sistema, ya que a veces sólo de esa forma se consigue un ingreso considerable si se trabaja independientemente. A las recicladoras de La Paz les pagan alrededor de 25 bolivianos (3.4$US) por kilo de botellas de plástico (PET); el papel se vende bien pero es muy pesado para poder llevar cantidades muy grandes y si los recicladores no tienen un medio de transporte propio (que es poco frecuente), hacen su trabajo a pie debido al desprecio del transporte público.

Los ingresos que logran estas mujeres están destinados casi en su totalidad a cubrir gastos de vivienda. Las viviendas son alquiladas y cuentan con una sola habitación hasta para seis personas que suelen ser los hijos, ya que las mujeres que se dedican al reciclaje de residuos son en su mayoría divorciadas, viudas o abandonadas por sus maridos por lo que son la única fuente de ingresos en sus familias. También una importante cantidad de ellas tiene un trabajo diurno como lavanderas o cocineras, pero que no logra solventar todos los gastos. Por ello acuden al reciclaje.

Estas mujeres y sus hijos no tienen acceso garantizado a servicios básicos pero lo más preocupante es que no pueden acceder a servicios médicos. Al trabajar con residuos existe un inevitable riesgo de contagio de enfermedades o de cortarse con vidrios, cerámicas, alambres y piedras que estén en medio de la basura. La enfermedad que más afecta a las mujeres y niños recicladores de La Paz son las respiratorias, especialmente en invierno, pero hasta que la ley no termine de sancionarse en la Asamblea Plurinacional, el Estado no las considerará ni les garantizará nada en relación a su trabajo.

Desde muchos puntos de vista es importante que la legislación llegue a este sector laboral, tanto por lo social como por lo económico, pero sobre todo para que estas mujeres, y todos los niños y hombres que trabajan en ello, sean respetados por la sociedad para la cual trabajan y a la que benefician al reactivar la cadena productiva.

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