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Una identidad nueva para nuevas oportunidades económicas: la chola boliviana

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Abstract: European migrations since the sixteenth century provoked a world wide movement of men, women, objects, fabrics, ideas, fashion. In colonial Bolivia indians were prohibited from using Spanish clothings in order to maintain the social order. However, in the eighteenth century women from indigenous descent but already mixed raced transformed their attire and started imitating the Spaniard women who already wore Chinese fabrics in order to have a participation in the economy. This pastiche, this mix of origin and products gave birth to our “cholas”. Nowadays cholas still wear the colonial wide skirts and style but have become an entrepreneur class of popular masses in Bolivia. They are wealthy in most cases and practically own their own festivity, the Fiesta Mayor de los Andes or el Gran Poder.

La chola paceña es un producto cultural derivado de los mestizajes culturales y sociales que se dieron con la migración europea a América desde el siglo XVI. Hoy en día se caracteriza por ser una mujer con una vestimenta particular que sus ancestros adoptaron como forma de ascenso social para poder acceder a mejores sectores de la economía colonial. Es así como a partir del siglo XVIII aproximadamente, empiezan a aparecer mujeres que son mestizas, con origen español e indígena, que cambian su vestimenta por la de las mujeres españolas. Este es un hecho importante porque en la colonia indios e indias tenían prohibido utilizar ropa de españoles, debían usar sus trajes tradicionales, era la forma de visibilizar los códigos y estamentos sociales.

venta de telas, polleras y mantas

Venta de telas, polleras y mantas. Foto Lucía Querejazu

Las mujeres mestizas rompieron este esquema al modificar su vestimenta y optar por la pollera (falda muy amplia que se utiliza con enaguas), los zapatos, ya no las abarcas de las indias, blusas de finas telas importadas y las mantas de Manila que también adoptaron las mujeres españolas y que hoy es parte de su vestimenta tradicional. Así mujeres de familias indígenas crearon una figura social nueva que resalta especialmente porque el ascenso social que les permitía su nueva apariencia está en directa relación con una actividad económica comercial muy activa. Es decir, las primeras cholas, eran mujeres de un poder adquisitivo muy considerable para su época (y su género).

A medida que la moda europea cambió, las élites blancas en nuestra región cambiaron sus estilos. Las mantillas desaparecieron, los corsés, miriñaques y telas brocadas se reemplazaron con los años por telas más livianas y estilos más prácticos aunque no por ello menos sofisticados para la moda de la élite. La chola llegó al siglo XX con la misma vestimenta colonial; opta por mantener la pollera y la manta como símbolos identitarios de este nuevo lugar social y su poder económico, ya no como una forma de imitación cultural.

Foto Cordero, 1915

Chola paceña. Foto Cordero, 1915

De la misma forma que mantuvo su vestimenta, la chola supo mantener su poder económico y se convirtió en un sector muy pujante de la economía nacional. Sin embargo, no hay que confundirse. En el mundo andino la riqueza no significa un mejor trabajo, una mejor casa y un seguro de salud. En el mundo andino riqueza significa poder participar en las fiestas de la mejor manera posible y siempre compartiendo con la comunidad. Así es que las cholas no viven en mansiones ni son dueñas de bancos ni forman parte de una élite ejecutiva. Ellas son dueñas de edificios, locales comerciales, tiendas, importadoras, pero siguen viviendo en las pequeñas casas donde empezaron, compartiendo con sus familias y vecinos desde hace generaciones. Sus bienes se multiplican y crecen sin que sean disfrutados en el cotidiano de la forma en que el modelo occidental lo plantea. Por lo tanto, cuando de verdad se puede apreciar la riqueza y el poderío económico de estas mujeres es en las fiestas, y sobre todo, en el Gran Poder.

El traje de la chola es de mucho colorido y riqueza, mantas bordadas originalmente en seda y polleras estampadas con coloridos diseños. Existen modelos y calidades para todo bolsillo. Una pollera con todas las de la ley en términos de estilo cuesta desde 300 bolivianos (aprox. 50$US) hasta 800 (aprox. 110$US) pero las mantas pueden costar hasta 1000 $US, especialmente si son de lana de vicuña. Los colores y las tendencias las marcan ellas mismas ya que son dueñas de las importadoras de telas. Desde aproximadamente cinco años han empezado a viajar a China y a Corea para traer las fantásticas telas que se elaboran allá, añadiendo un elemento más al producto cultural que es la chola, telas asiáticas. Así como la manta de Manila llegó desde la China en el siglo XVI, hoy en día de nuevo las telas chinas son las que arman las mantas de chola. Es decir que el proceso de mundialización que empezó en la colonia sólo se ha afianzado durante 400 años para ahora estallar con las posibilidades el mercado y los costos de producción chinos.

Chola paceña

Chola paceña. Foto de digitalexile vía Flickr (CC BY-NC-ND 2.0)

Para la fiesta del Señor del Gran Poder que se festeja en La Paz hacia el último fin de semana de mayo es cuando las cholas lucen todo su esplendor en las fraternidades que componen la Entrada con más de 30.000 bailarines. Para la fiesta las cholas tienen varios trajes, unos para las fiestas previas y el más deslumbrante para la Entrada que ha venido a llamarse la Fiesta Mayor de los Andes para diferenciarse del colorido y patrimonial carnaval de Oruro. En este último las fraternidades pertenecen a la clase media nacional mientras que en el Gran Poder, la fiesta es de los sectores populares de la ciudad de La Paz donde la chola es reina.

Los trajes se hacen en coordinación con toda la fraternidad. Además de manta, pollera y zapatos o botas (como lucen las llamadas cholas de antaño) y el sombrero que se adoptó al traje a principios del siglo XX, van las joyas de oro. Prendedor para el sombrero de varias piezas, aretes (caravanas), anillos, pulseras y los tupus (prendedores para cerrar las mantas) son esenciales para el atuendo y el medio del derroche. Las cholas mayores siguen usando joyas de oro, para lo cual llevan a sus guardaespaldas a las fiestas, mientras que las jóvenes optan hoy en día por joyas de plata bañadas en oro porque el costo del gramo de oro se ha duplicado en los últimos años.  Aún así, utilizando plata, el trabajo de los artesanos es muy costoso y una pieza de joyería para el Gran Poder puede costar hasta 10.000 bolivianos (aprox. 1,400 $US).

El rol de la chola en el Gran Poder difícilmente se limita a la participación del baile con ricas joyas y vestuario. Ellas son prácticamente las dueñas y financiadoras de la fiesta. El Gran Poder se compone de la Entrada pero también de varias fiestas previas que realiza cada fraternidad para sus miembros. Estas fiestas las organiza y financia en parte el o la pasante, para lo cual una o dos familias pagan las fiestas y son elegidas por turno. Al ser estas mujeres las que son económicamente poderosas, las decisiones en torno a las fiestas las toman ellas. Incluso las telas que traen desde China son diseñadas exclusivamente para ellas, no es sólo una importación regular, es una producción exclusiva. Este papel central de las mujeres de las morenadas, su danza característica, se ha ido fortaleciendo en las últimas décadas. Pasaron de ser las acompañantes de sus  maridos que bailan con disfraces de morenos, a ser las figuras centrales de la danza.  Las cholas morenas bailan en primer lugar, delante de las mujeres mas jóvenes y los hombres. Ellas lo deciden todo, ellas son las dueñas de la morenada, la danza estrella del Gran Poder.

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Morenas bailando. Foto de vocesbolivianas vía Flickr (CC BY-NC-SA 2.0)

Tanto por ser un puntal del comercio regional, como por ser mujeres poderosas, las cholas son un gran orgullo para los bolivianos.  Pero sobre todo, porque si bien empezaron como un pastiche cultural, un producto alienado o aculturado, tuvieron siempre una idea de progreso muy particular y una identidad muy clara, así fuera mezclada. El momento en que la chola empieza a sentirse orgullosa de lo que era, a pesar de la discriminación, finalizó su proceso de aculturación e inició uno de afianzamiento y proliferación culturales. Hoy en día, con sus trajes de moda colonial y sus miles de bolivianos en joyas, son uno de los productos culturales y de identidad más fuertes de nuestro país. Su fuerza emprendedora y su fortaleza han inspirado el logo del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz: con fuerza, con ñeq’e (en aimara fuerza, empuje, valentía) y tiene a una chola bailando (vista desde arriba) como imagen.

Así fue como las migraciones europeas, con el movimiento cutural mundial que produjeron, forzaron cambios en las formas de comportamiento social y económico. Uno de estos fue la oportunidad para mujeres de tener un rol en la economía del siglo XVIII dominada tradicionalmente por los hombres y además de lograr una transformación cultural que ha llegado hasta nuestros días como símbolo de orgullo e identidad.

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Para ver más esplendor de chola los invito a la galería del fotógrafo local Samuel Rendón:

http://www.flickr.com/photos/eseproyect/6272730217/in/set-72157627960228686/