Como Alicia en el país de las maravillas

Mujeres vendiendo verduras frescas en el mercado de La Paz, Bolivia. Foto de titoalfredo, vía Flickr (CC BY-NC-SA 2.0).

Abstract: Fighting for our rights, for basic services, for fair wages, for developing the country avoiding the mistakes the first world has made is a daily thing for us Bolivians. This daily fight makes us politically aware and very active and I don’t know if we could live without such a tight relationship between our government and us. So I asked my sister, who lives in Belgium for eight years now for some daily things that might let me know where the Belgian government is in daily life. Here are her answers.

Las luchas en Bolivia por nuestros derechos, por servicios básicos, por salarios justos, por equidad de género, por lograr desarrollo sin caer en las trampas en las que cayó el primer mundo (por ir de primeros) nos convierte en ciudadanos plenamente políticos, o bien con una estrecha relación con cada movimiento del gobierno, con una noción muy clara de quién gobierna y para quién. Entonces me pregunto si en Bélgica saben quien gobierna, dado que parece que tienen todo, ¿cómo sabes quién (a falta de pelear) vela por tus derechos? Entonces le pregunto a mi hermana que vive en Bruselas desde hace ocho años, tras haberse casado con un belga-ecuatoriano:

¿Quién gobierna Bélgica? ¿Quién Bolivia?

Bolivia es gobernada por los bolivianos. Un presidente electo democráticamente y directamente, pero cada quién se gobierna y protesta y habla cuando quiere y de lo que quiere. Los belgas pueden pasar casi dos años sin gobierno porque su sistema no les permite elegir y no llegan nunca a acuerdos. Los belgas son gobernados por la política belga. Ellos –según me dicen los propios amigos y colegas belgas–, carecen de identidad nacional, conciencia nacional. O son wallones, o son flamencos o son de Bruselas… A Bolivia la gobierna la sangre efervescente de la rebeldía natural del ser.

¿Cuál es el aspecto de calidad de vida que más extrañas de Bolivia?

Extraño profundamente el apoyo de la familia, de los amigos. Saber que en momentos difíciles la gente que te rodea te conoce y te anima y te sostiene, te aconseja y te cuida. Aquí hay una soledad peculiar, que corresponde al vacío de la gente de uno… los amigos aquí tienen sus vidas y las vidas de los demás son super privadas. Renunciar a lo de uno, país, familia y amigos, es una decisión que uno toma sin saber realmente el peso que la ausencia de «la vida» tendrá en el alma, el corazón y las ganas de vivir de cada día.

¿En ese sentido, qué te da Bélgica que Bolivia no te puede dar?

Bélgica no me da nada que allá no podría tener.  Pero admito que eso puede deberse a que yo vine de una situación privilegiada, donde podía acceder a seguros médicos privados y a cierta seguridad laboral y personal, la calidad de la gente que me rodeaba y las cosas a las que podía acceder. La mayoría de la gente en Bolivia no tiene acceso a los servicios de salud y otros servicios sociales como aquí. Así que en ese sentido puedo decir que sí, estos países te ofrecen subsidios de desempleo y 50% de cobertura para servicios de salud.

¿Qué encuentras en Bolivia en el mercado que allá no hay, y al revés?

En Bolivia encuentro productos frescos, que uno puede oler y sentir la tierra de donde vinieron, el calor del sol, la variedad. En el mercado de aquí encuentras todos los productos del mundo, sin olor, sin sabor, en bandejas plastificadas, todo lavado, todo esterilizado, todo garantizado, como Alicia en el país de las maravillas, todo brilla pero no tienen sabor.

– No hay sorpresas. Viviendo en el paraíso terrenal que es Bolivia tenemos la bendición de tener comida buena, fresca y sana. A veces es cara y no todos pueden acceder a ella, pero el índice de pobreza extrema es cada vez menor y vamos mejorando. Entonces pregunto por lo que a mí me agota a diario, el tráfico y el flujo peatonal…

¿Cómo es caminar allá y caminar acá?

Caminar allá requiere de todos los sentidos, para que no te atropellen, saludar al vecino, comprar el pan mientras uno habla por teléfono, para encontrarse con un amigo y decidirse o no por un cafecito mientras se sienten los olores de la comida que se sirve a los obreros de la construcción de al lado, mantenerse atento para oír los gritos de los minibuseros a ver si viene nuestro mini, esquivar a vendedores que a uno le estorban pero que luego justo te venden las pilas que necesitabas, el periódico y la lotería y sobretodo evitar tropezarse en un adoquín salido.

Yo camino una hora por día en completa soledad. La ciudad no tiene olor, el frío lo congela todo. En verano tampoco tiene olor, la humedad transporta la polución y uno camina a través de ella. Allá caminar es estar despierto, aquí caminar es estar solo, es silencioso.

¿Vives mejor allá?

No, porque para mí no es mejor tener toda mi vida asegurada, para mí lo mejor es tener con quien compartir mi vida, sentir el sol en mi piel y en el aire. Para mi mejor es vivir rodeada de una sociedad viva, pujante, sólida, resistente, que me inspire a ser creativa y a sacar lo mejor de mí. Rodeada de mi familia, rodeada de gente que cree en Dios, que entrega su vida al trabajo, a sus familias. La pobreza no es infelicidad. Tenerlo todo no es felicidad.

Es evidente que la forma en la que uno aprende a valorar la vida marca fuertemente cómo uno la percibe a lo largo de los años. Bolivia es un país rico en experiencias de vida aunque no tenga las seguridades institucionales y sociales que tienen en el primer mundo. La percepción de Inés es personal e íntima, es la visión de una de tantos, de tantos que comparten lo mismo.

Al leer las respuestas de mi hermana a estas preguntas, como habrán notado también, no existe una relación con ninguna institución y mucho menos el gobierno en el día a día. De haber respondido las preguntas yo, probablemente tres de 5 de las 6 preguntas probablemente tendrían que ver con algo que está haciendo el gobierno o algo que debe hacer. Entonces mi conclusión es que tenemos una asociación más estrecha con el gobierno pero pienso que posiblemente se debe también a que esperamos que el Estado nos lo de todo y no generamos soluciones a partir de comunidades alternativas, que también sería bueno.