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Cuando “globalización” significa emigrar

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Abstract: Two American cities, Los Angeles and Washington, D.C., have as many Salvadoran residents as San Salvador, the capital city of El Salvador. These millions who have left are often in search of higher wages and better job opportunities to support themselves and family back home. So what happens when “globalization” means “emigration”? (Spanish below by Jamie Stark. Original English version here.)

Hay un dicho común aquí en el pequeño El Salvador, que se podría traducir como: “Dos tercios de salvadoreños viven en El Salvador. El resto viven en el extranjero”. Dos ciudades de los Estados Unidos, Los Angeles y Washington, D.C., suman más residentes salvadoreños que San Salvador, la capital de El Salvador.

Estos millones de personas que han salido lo hacen en busca de mejores salarios y oportunidades de trabajo para mantenerse a sí mismos y a las familias que dejan atrás.

Según estimaciones, aproximadamente un cuarto de la economía salvadoreña se apoya en las remesas enviadas por quienes trabajan en los Estados Unidos. El gobierno salvadoreño recibe una gran cantidad de impuestos a través de las remesas enviadas por los salvadoreños en el extranjero. Sólo entre enero y agosto 2013, más de $2 mil millones fueron enviados a El Salvador desde los EE.UU., donde viven alrededor de 2,5 millones de salvadoreños. Sólo 6 millones de salvadoreños viven en El Salvador.

Un mundo globalizado contribuye a que este fenómeno se mantenga, pero también puede ser parte de la causa de tanta emigración. ¿Qué sucede cuando la “globalización” significa “emigración”?

 

A leftist political flag flies over a sugar cane field outside Cara Sucia, El Salvador. Sugar is one of El Salvador's top exports, along with coffee and textiles. The developing nation is heavily agricultural. Photo Credit: Jamie Stark.

Una bandera izquierdista en una granja de caña de azúcar cerca de Cara Sucia, El Salvador. El azúcar es una de las principales exportaciones de El Salvador, también con el café y los textiles. Foto de Jamie Stark.

El lado positivo de la globalización

¿La globalización ha perjudicado o ayudado a El Salvador?

“En mi opinión, ha sido bueno”, dijo Armando Rodríguez Ottoniel Membreño, asesor de algunas empresas en San Salvador. “Los empresarios mejoran la tecnología para tener la capacidad de cumplir con los requisitos exigidos por otras naciones a las que exportan sus productos”.

Se refiere al CAFTA-DR de 2004, el Tratado de Libre Comercio entre El Salvador, varias naciones de América Latina y los Estados Unidos, que permite a exportar una gran número de productos hacia los EE.UU. sin pagar impuestos.

Cuando el presidente Barak Obama visitó América Latina en 2011, su única parada en Centroamérica fue en El Salvador. Según analistas, esto se debió a que El Salvador es, en parte, un punto de apoyo y la nación más amigable hacia los EE.UU. en la región. 

En muchos sentidos el gobierno de El Salvador ha dado pasos para promover el turismo y la inversión extranjera. El nivel de inversión en turismo ha aumentado en los últimos años, facilitando a los extranjeros llegar al país y a sus playas, para hacer surfing. Algunos salvadoreños hablan del valor de aprender inglés para trabajar en uno de los call-centers en San Salvador.

 

La globalización fomentando la dependencia económica

El Salvador está monetariamente vinculado a los Estados Unidos. “Más que todo somos dependientes del dólar”, dijo Rodríguez.

En 2001, el gobierno de El Salvador, entonces dirigido por el partido conservador ARENA, instituyó un sistema monetario dual, permitiendo la circulación y el uso de dólares en la economía salvadoreña junto al colón. En teoría, esto haría más fácil la inversión extranjera. En la práctica, la reducida clase de salvadoreños adinerados mantiene su dinero en dólares en cuentas bancarias estadounidenses, lejos de la economía salvadoreña.

Entonces, “los colones desaparecieron”, describió Mauricio Ortega, estudiante de cuarto año que estudia Inglés en la Universidad de El Salvador.

El colón valía mucho menos que el dólar. Este cambio afectó la economía de muchos salvadoreños, obligando algunos a salir del país en busca de mejores condiciones laborales. El colón fue retirado gradualmente de circulación, almacenado en bancos y eliminado del sistema. En la actualidad se usa el dólar estadounidense, siendo así El Salvador uno de los países dolarizados del mundo (otros incluyen Ecuador, las Islas Marshall y por supuesto, los Estados Unidos).

“Ganas como colón, pero pagas como dólar”, dijo Ortega.

El país, que usa las remesas de los EE.UU. como una muleta económica, tiene que trabajar mucho más para que la globalización afecte positivamente a la autonomía económica de la nación y sus individuos.

 

El futuro de El Salvador en un mundo globalizado

Muchos salvadoreños están de acuerdo en decir que El Salvador está en un círculo vicioso en su relación con los Estados Unidos, dependiente de remesas enviadas de salarios más altos y al dólar oficial de EE.UU.

A falta de una solución sencilla, el mejor cambio sería más puestos de trabajo y salarios más altos en El Salvador. Eso podría significar menos emigración, más familias que permanezcan juntas, más dinero generado en El Salvador, en apoyo a su propia economía. La fuga de cerebros podría desacelerarse y la promesa de una economía independiente podría llegar a ser más realizable. Aún tenemos que ver si la desaceleración económica en Estados Unidos ha ayudado a persuadir a más salvadoreños a regresar o a permanecer en El Salvador, comenzando una especie de proceso de selección natural.

Destacando el carácter de doble filo de la globalización, es la internacionalización de las normas, las prácticas y la capacidad lo que está añadiendo lentamente empleos bien remunerados en la economía salvadoreña, muchos en el nivel de clase media. Pasarán años hasta que podamos ver si la experiencia de El Salvador en la internacionalización será una bendición o una maldición.

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Jamie Stark Twitter: JamieStarkJamie

Jamie Stark is an American freelancer and blogger, currently working in South and Central America. He has written on everything from the future of religion to unusual politicians to new entrepreneurism. He researches and writes about the next generation of leaders in his collaborative blog, MillennialCliff.org.