Deportistas colombianos: el triunfo de la esperanza sobre la realidad
Abstract: Talent and hope is present in every woman or man that represents a country in the Olympic games. However sometimes it takes more than that; eventually years of malnutrition will appear and sportsmen will not have what it takes to win a competition. The Olympic games are an opportunity to see talent beyond expectations, but they also portray a picture where the disadvantages of competitors of developing countries, caused by social neglect or lack of opportunities, will be evident.
Siempre he pensado que los juegos olímpicos son un símbolo de regocijo y de alegría, un encuentro mundial que resume el esfuerzo de cuatro años de deportistas de todos los países del mundo. Al mismo tiempo, es imposible ignorar el fuerte contenido político que puede verse en los juegos. Recuerdo que durante la Guerra Fría la disputa en casi todas las disciplinas quedaba entre Estados Unidos y la Unión Soviética; hoy –como hace 4 años– el país que encabeza la lista de medallistas, por lo menos hasta la fecha, es China; y se vieron muchos chinos nacionalizados representando a otros países.
Podría decirse entonces que los juegos olímpicos son una radiografía del mapa político del momento en que se dan, y que un país es un país potencia si tiene deportistas condecorados en una importante cantidad de disciplinas; y esto es así porque depende de una decisión política de cada país apostarle a la inversión que potencialice el desempeño de sus deportistas. Lamentablemente los juegos olímpicos son también una forma de medir la temperatura a la desigualdad y a las grandes falencias sociales que no necesariamente implican una competencia en igualdad de condiciones. Las finales son generalmente entre países desarrollados, la gran mayoría de los deportistas de países en vías de desarrollo se quedan en el camino.
Hace 4 años, en los Olímpicos de Beijing, el pesista colombiano Diego Salazar Quintero obtuvo una medalla de plata. Sobra decir que su desempeño causó gran alegría y orgullo en el país. A su vez todos recordamos cómo el nadador Michael Phelps consiguió batir records y sorprendió al mundo por sus condiciones físicas. Pero, ¿a qué viene la comparación? En medio del furor olímpico, Phelps dio a conocer al mundo que desayunaba diariamente 8 huevos, mientras que cuando se entrevistó a la madre de Salazar, ésta confesó que se comían un huevo a la semana entre toda la familia. Unos días más tarde, cuando la prensa visitó a Salazar en su casa, descubrió que el medallista dormía en un viejo asiento de carro, que no tenía siquiera una cama. El hecho generó grandes discusiones respecto a la situación por la que atravesaban los representantes del país en los olímpicos y cómo pese a la adversidad, pues todos tienen responsabilidades que reducen drásticamente las horas que pueden dedicar al entrenamiento, estas personas lograban hacer una representación digna. Se criticó mucho el papel del estado y de las instituciones encargadas de fomentar el deporte en el país. Lamentablemente, los países tienen otras prioridades mucho más urgentes; y eso de por sí repercute en la igualdad de condiciones con las que los deportistas de países desarrollados y del resto del mundo compiten.
¿Qué esperanza tenía el tenista colombiano Alejandro Falla de ganarle al número 1 del mundo Roger Federer? Ese partido fue más una lucha psicológica de Alejandro por hacer un buen juego, representar a su país y no bajar la cabeza frente a alguien a quien seguramente admira con todo su ser.
Rigoberto Urán se ganó una medalla de plata en la prueba de ruta en bicicleta. Este ciclista perdió a su padre asesinado cuando apenas tenía doce años. Tuvo entonces que salir a ayudar a su familia y vendió billetes de lotería durante años para hacerlo. Luego de haberse quebrado ambas manos, y de una larga recuperación, su dedicación inspirará a mas de un niño colombiano.
Este año, Colombia envió a los juegos de Londres 105 deportistas, que se concentran en 17 disciplinas. El esfuerzo del país por brindar apoyo a los deportistas ha aumentado, hoy se promete una cifra aproximada a los 50.000 dólares a los ganadores de medallas de oro, 30.000 a los ganadores de medalla de plata y 15.000 a quienes obtengan una medalla de bronce; sin embargo, todos estos incentivos son más un premio a un resultado que un acompañamiento más permanente que se refleje en mejores condiciones de entrenamiento y apoyo. En situaciones normales el sacrificio de los deportistas sigue siendo un sacrificio personal.
Muchos logran ir a vivir donde pueden entrenar con mejores condiciones, pero la mayoría solamente puede entrenar en su tiempo libre, fuera de sus responsabilidades que les dan sustento. No es suficiente tener el talento: si las condiciones sociales no se dan… no hay igualdad en las competencias.
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