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En Colombia el bienestar no proviene del Estado

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Plaza Bolívar, Bogotá

Domingo en la tarde en Plaza Bolívar, Bogotá
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Abstract: Colombian population has great expectations toward the State. Many sectors demand that its involvement in social issues is necessary to reduce poverty and inequality. Since a new Constitution was adopted in 1991 this has been a mandate implicit in the concept of a social state under the rule of law. But the constitution also guarantees free competition and basic liberal rights as private property and minimal intervention from public authority, which can only direct economic issues. Yet, the relation between the state and the population is still a work in progress and so is the state itself. The outcome will be successful only if improvements are made in health, education, reducing poverty and inequality, thus, a better standard of living is offered. Yet, regardless of those lacks, Colombian people are happy people, enjoying a wellbeing that does not rely on state institutions to solve their problems, but in other social and cultural institutions such as family, friends and churches, that have been important in satisfying spiritual, cultural, social and economic needs. And this is more than reasonable in a country where public institutions have historically marginalized the majority of the population and the distrust of the political class is grounded.

La relación entre el Estado y su población siempre ha sido tensa, pero puede decirse que en la actualidad la situación es fundamentalmente distinta en el norte desarrollado y en el sur global. Mientras en el norte se está cuestionando el papel del Estado en la economía y en el bienestar de la población, en el sur todavía se lucha por la construcción del Estado. Los efectos de la crisis económica se siguen viviendo y, sobretodo en Europa, la recuperación de las economías ha requerido de programas cuyos resultados se cuestionan y que han tenido costos sociales altísimos, específicamente evidentes en el nivel de desempleo y en el nivel de vida de sus poblaciones. Evidentemente vale la pena preguntarse si el Estado de Bienestar es parte del problema o parte de la solución. En países menos desarrollados, los problemas en cuanto a la relación entre el Estado y las poblaciones son diferentes: las huellas del colonialismo son muy profundas aún, los procesos de democratización son muy jóvenes y la relación Estado-sociedad no se ha definido como en países desarrollados. En América Latina, por ejemplo, los gobiernos y en general las instituciones estatales han estado de la mano de las clases más privilegiadas, lo que influye en el grado de desconfianza de la población en la clase política en general.

Por otra parte, los intentos por establecer políticas de economía planificada, centralizada o proteccionista fueron abandonados en la década de los 90, por presión de Instituciones como el FMI y el Banco Mundial. Hoy en día sin embargo, puede verse que algunos países están planteando opciones diferentes al Estado neoliberal. La Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América (ALBA) busca precisamente establecer alternativas, priorizando el deber que tiene el Estado con la población en materia económica y social, con formas diferentes de entender el “bienestar”, no desde el punto de vista individual sino en el que prevalecen los valores de solidaridad y cooperación y la justicia social está por encima del comercio capitalista. El bienestar entonces se construye sobre bases sociales y culturales y no solamente bajo un enfoque economicista.

Entonces, si históricamente la gran mayoría de las poblaciones latinoamericanas ha sido excluida de las decisiones y acciones de sus gobiernos, puede decirse que las expectativas de estas poblaciones respecto a que las soluciones a sus problemas provenga del Estado, ha venido aumentando en la medida en que se han construido los canales de participación política y social y la sociedad civil ha logrado involucrarse más en las decisiones del Estado, proceso que está apenas en marcha.

Estado Social de Derecho: ¿Estado de Bienestar?

En Colombia, la Constitución de 1991 instauró el Estado Social de Derecho que, siendo distinto del Estado de Bienestar en que el Estado no es un aparato estatal demasiado grande, ni subsidia la educación o la salud, tiene el deber primordial de velar y garantizar por el desarrollo de los derechos económicos y sociales. El Estado Social es gestor: interviene y regula, pero no controla. En ese sentido se garantizan la libertad económica, la propiedad privada y libertades individuales. Lamentablemente los derechos económicos, sociales y económicos están muy lejos de concretarse como sucede con el servicio básico de atención en salud.  Si tuviéramos que responder la pregunta, puede decirse que en Colombia recién se está en el proceso de construcción de Estado, y de un Estado Social de Derecho, donde aún deben fortalecerse las instituciones públicas, y el desarrollo e implementación de políticas públicas y los planes a largo plazo son recién una obra en construcción, en la que los intereses de varios sectores, como el empresarial y el laboral, deben concertar los acuerdos mínimos bajo normas establecidas.

Otras fuentes de bienestar

Vale la pena preguntarse entonces: si en Colombia los niveles de pobreza, desigualdad, violencia y corrupción son tan altos, ¿por qué su población es una de las poblaciones más felices del mundo? Solamente puede responderse esa pregunta teniendo en cuenta que para los colombianos el bienestar depende mucho de la satisfacción de sus necesidades espirituales y culturales, y no es el Estado quien las satisface, sino otras instituciones como la iglesia y la familia, y figuras muy reconocidas en la región como los compadres y los vecinos, quienes ayudan ante situaciones de necesidad. Así el bienestar es diferente al “estar bien” o al querer “estar mejor”. Pese a la adversidad y las carencias, se trata de poblaciones no consumistas, tan conscientes de la precariedad que simplemente valoran lo que se tiene, por poco que sea. Tampoco puede ignorarse la importancia que tiene la religión en las vidas de las personas. La religión, sobretodo el catolicismo, que es la religión más importante en el país, proporciona a las personas la fe necesaria como para convivir con la necesidad, así como la visión de mundo terrenal de resignación, con la expectativa de ser recompensados después de la muerte.

Según Eduardo Wills, profesor de la Facultad de Administración de Los Andes, quien lidera los estudios sobre el bienestar subjetivo en Colombia, “en economías más desarrolladas la gente se pone metas muy altas para mantener sus altos niveles de consumo, pero difícilmente las pueden alcanzar. En Colombia, por su parte, la gente tiene que sobrevivir, rebuscarse y el día a día lleva a establecer metas más modestas, realistas y fáciles de alcanzar. Eso genera un grado de satisfacción distinto frente al de otros que, a pesar de contar con altos ingresos, no alcanzan sus metas”.

Definitivamente los colombianos tienen muchas expectativas respecto al papel del Estado, muchos no se conformarán con una mínima intervención sino que exigirán un mayor  involucramiento en la reducción de la desigualdad y de la pobreza; la salud y la educación; sin embargo, se trata de un proceso que está en marcha y la relación con el Estado dependerá del éxito con que este logre mejorar el nivel de vida de las personas; pero aquí, estar bien es diferente de estar mejor. Los colombianos y latinoamericanos en general están bien con la vida, porque no han puesto en el Estado todas sus expectativas de bienestar. De ahí que, en general, la gente no busca que las soluciones a todos sus problemas provengan del Estado, sino que se acude a otras instituciones sociales.

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