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Exportando nostalgia: productos salvadoreños en los Estados Unidos

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Abstract: The big amount of Salvadoran migrants living in the USA has become a business opportunity for small and medium enterprises, which have organized themselves to export certain products that migrants can identify with their origin and culture. These products, known by many as “ethnical products” or “nostalgic products” are becoming popular not only among Salvadorans living abroad but also among other Latino nationalities. Businesses are also being organized in the USA to produce, distribute and sell these products, providing also job opportunities for migrants.

 

Pupusas

Pupusas, comida típica salvadoreña en el restaurante La Profecía, especializado en comida de El Salvador y Honduras, en Jefferson, Louisiana, Estados Unidos. Foto de rdpeyton en Flickr. Licencia Creative Commons CC BY-NC-SA 2.0.

Hasta hace pocos años, las personas que viajaban por avión desde El Salvador hacia alguna ciudad de los Estados Unidos se quejaban todas de lo mismo: el avión en el que se trasladaban siempre olía a pollo frito. Era común que los viajeros salvadoreños llevaran como equipaje de mano paquetes de Pollo Campero, una marca de comida rápida original de Guatemala pero que ha tenido inmensa aceptación en El Salvador, tan grande que casi es considerado un símbolo nacional.

Estos viajeros suplían una necesidad emocional de los migrantes salvadoreños que viven en los Estados Unidos. Los migrantes necesitaban mantener algún tipo de vínculo cultural con su país de origen y la comida es uno de los elementos que les permitía hacer eso pero también les permitía olvidar, temporalmente, la nostalgia.

Las familias suplieron a los migrantes con sus alimentos preferidos enviándolos por medio de viajeros. Pero no pasó mucho tiempo antes de que pequeñas y medianas empresas salvadoreñas (PYMES) descubrieran en esta necesidad nostálgica un nicho de comercio que permitía buenas posibilidades.

La apreciación no era frívola: se estima que 3 millones de salvadoreños viven fuera del país. El 80% de ellos está en los Estados Unidos. Tomando en consideración de que las remesas familiares representan el 16,4% del Producto Interno Bruto, según el Banco Central de Reserva de El Salvador, el potencial económico que como bloque pueden tener estos migrantes en su lugar de residencia no es despreciable.

Así comenzaron a exportarse productos como quesos, bebidas, frutas locales, frijoles rojos, pan dulce, ingredientes en polvo para fabricación de bebidas y atoles, e incluso productos preparados como pupusas (una tortilla de maíz o arroz rellena de queso u otros ingredientes, y que es la comida típica por excelencia del salvadoreño). Estos productos han pasado a ser conocidos como “productos nostálgicos” (aunque en algunos análisis económicos también son definidos como “productos étnicos” o son considerados dentro del rubro de productos no tradicionales).

El Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y Estados Unidos (CAFTA), que entró en vigor en el 2006, permitió agilizar las exportaciones de dichos productos hacia el norte. Para este año 2013, poco más de 100 empresas están exportando sus productos hacia Estados Unidos, aunque también se realizan exportaciones a los demás países de la región centroamericana así como Canadá, México, España, Japón y Australia, entre otros.

Esto ha supuesto una fuente de ingresos importante para la economía de El Salvador. De hecho, de acuerdo a Giovanni Berti, director ejecutivo de la Agencia de Promoción de Exportaciones e Inversiones de El Salvador (PROESA), fueron las PYMES las que impulsaron las exportaciones de la economía salvadoreña en los peores momentos de la crisis en 2008 y 2009, periodo en el cual incluso el ingreso de remesas bajó significativamente.

Este campo de negocios no sólo supuso una ventaja competitiva para las empresas salvadoreñas, sino que también se convirtió en una fuente de empleos, incluso en los mismos Estados Unidos, donde contrapartes salvadoreñas abrieron negocios para procesar, distribuir y vender los productos étnicos.

Ya no es raro encontrar “pupuserías” en Los Ángeles, Nueva York o Washington D.C. Se estima que solamente en el condado de Los Ángeles existen 5 mil pupuserías. Algunas ofrecen no sólo la tradicional pupusa sino también alimentos de otros países latinos, para poder satisfacer las demandas de distintas nacionalidades.

Empresas ya establecidas también se han visto beneficiadas con este nicho de negocios. Pollo Campero tiene 50 sucursales en los Estados Unidos y se ha expandido a diversos países del mundo como España, Andorra e India. Embotelladora La Cascada S.A. ofrece una gaseosa llamada Kolashampán, bebida muy apreciada por los salvadoreños. Su aceptación en los Estados Unidos es tan grande, que existen siete diferentes empresas compitiendo con ellos e imitando gaseosas del mismo sabor. De ahí el slogan de La Cascada para vender su producto: “Kolashampán, la original”. También se lee en su etiqueta: “¡Siempre contigo!” y “Sabor único de El Salvador”. Es clara la intención de explotar la nostalgia.

La Promotora de Comercio Exterior de Costa Rica (PROCOMER) estima que en el 2011, las ventas de alimentos étnicos en los Estados Unidos fue de 3,000 millones de dólares. Se espera que las ventas de estos productos alcancen la cifra de 4,000 millones en 2016. Dentro de este rubro, la comida mexicana, y latina en general (incluida la salvadoreña), representa la mayor cuota (55.4%).

Pero más allá de la nostalgia y la distancia, existe aquí un mercado creciente, que mueve millones de dólares al año y que beneficia tanto al país emisor como al país receptor de migrantes, un esquema que puede verse claramente en los casos de otras nacionalidades, como la mexicana, la china o la india. Sus ventajas trascienden lo estrictamente económico: crean fuentes de trabajo, refuerzan la economía local y mantienen vivos los vínculos culturales de los migrantes. Así mismo, dicha cultura es asimilada, no solamente por los nacionales de segunda y tercera generación, sino que es dada a conocer en ese crisol de culturas que es los Estados Unidos.

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Jacinta Escudos Twitter: @jacintarioJacinta

Writer, columnist and blogger from El Salvador. With 8 published books and an op-ed column on the Sunday magazine of the country’s main newspaper, La Prensa Gráfica. I'm interested in literature, culture, the rescue of historical memory and how these can be used to transform reality, construct a better society and improve individual lives.