Importando cerebros: nueva política de inmigración brasilera
Abstract: While the delapidated economies of the so called “first world” strongly beat the European and North American youth, Brazil, by means of an historical inversion, moves forward with safe steps towards the consolidation of a strong neoliberal model, reflecting lower unemployment rates since 2002, and generously opening its frontiers to welcome human capital. According to numbers, during the last five year period, this country has become the new destiny of thousands of young workers from Latin America and other countries of the world, such as the United States and the European Union. It is estimated that between 2006 and 2010, the number of working visas given to foreigners in order to settle in Brazilian ground, increased from 25.350 to 46.000, almost doubling the quantity. Fact that coincides with the World Bank’s report for the same period, when the rents’ remittances from foreign work, sent from Brazil to other countries, tripled. It seems that within the world’s economic crisis context, the emergence of the South American giant, represents an alternative for the desolated youth from other places of the planet.
A un amigo, ingeniero electrónico con doctorado en una reputada universidad brasilera, le ofrecieron después de mucho buscar, un trabajo como profesor de planta en un instituto de enseñanza superior en Colombia. La base del pago mensual contemplada en la oferta no llegaba a los US$ 1,800 y tampoco reportaba las mejores condiciones laborales. No obstante las réplicas y advertencias de muchos de sus colegas, movido por el deseo de retornar a su ciudad de origen, mi amigo decidió cerrar el contrato y hacer efectivo su traslado a Colombia, dejando tras de sí tres jugosas ofertas laborales en Brasil, que además de redondear salarios de US$ 4,000 por mes, le brindaban importantes oportunidades de crecimiento en su campo de especialidad.
Tras lamentar con amargura una decisión apresurada, pocas semanas después se enteró, sin sorpresa, que las vacantes que dejó su negativa fueron rápidamente ocupadas por otros tres latinoamericanos. Según nos contara entonces, la incursión en nuevas tecnologías para la explotación de los recién descubiertos yacimientos de petróleo pre-sal, y la creciente inversión en grandes obras de infraestructura urbana y vial, de cara a la celebración de la Copa del Mundo en el 2014 y los Juegos Olímpicos en 2016, habían decantado en los últimos años en una demanda monumental de ingenieros especializados en todas las áreas, imposible de suplirse con la mano de obra local. Incluso, reiteró varias veces, si las cosas en Colombia no tomaban un rumbo certero, no descartaba la posibilidad de volver al Brasil, en donde claramente el mercado laboral para extranjeros se encontraba en abierto apogeo. No obstante en ese momento esta sentencia me pareció algo exagerada, las cifras consultadas para la elaboración de esta nota parecen confirmarla.
En efecto, todo tendería a indicar que durante el último lustro, en el contexto de su posicionamiento como potencia económica mundial, Brasil se ha convertido en el nuevo destino de miles de jóvenes trabajadores procedentes de Latinoamérica y otros lugares del mundo, tal y como en otro momento lo fueran los Estados Unidos de Norteamérica y los países de la Unión Europea. Se estima que entre los años 2006 y 2010, el número de visas de trabajo concedidas a extranjeros para radicarse en suelo brasilero pasó de 25.350 a 46.000, experimentando un sorprendente incremento de casi el doble. Así mismo, datos del Banco Mundial sugieren, para el mismo período, la triplicación de las remesas de la renta procedentes del trabajo extranjero enviadas desde Brasil hacia otros países. Sólo para el año 2010, éstas últimas habrían alcanzado la histórica suma de 759 millones de dólares, cifra verdaderamente espectacular si se tiene en cuenta que para 2005 apenas ascendían a los 262 millones. ¿En qué radica este fenómeno?
Parte de la explicación se encuentra, sin duda, en el perfil de la población inmigrante, privilegiado en los últimos años por las políticas del sector privado brasilero, avaladas a su vez por las macro políticas de desarrollo económico de los gobiernos de Lula y Rousseff. A diferencia de los cerca de cinco millones de extranjeros con bajos niveles de escolaridad que habrían entrado al Brasil entre los siglos XIX y XX para suplir la mano de obra esclava en las grandes haciendas de cacao y café, la oleada actual de inmigrantes se caracteriza por sus altos niveles de formación profesional en diversas áreas del conocimiento. Para los últimos años, se calcula que entre los extranjeros ingresantes al Brasil por motivos laborales, por lo menos el 60% habría concluido estudios universitarios y un 38% la enseñanza media o algún curso en formación profesional técnica. Apenas el 1% reporta niveles inferiores a los mencionados. Estos números, acompañados por la oferta de jugosos salarios, muchas veces por encima de la media del mercado, sugieren que la política de inmigración brasilera apunta agresivamente a la importación de mano de obra cualificada, fenómeno que en el espectro latinoamericano, en donde tradicionalmente hemos asistido a la fuga masiva de los mejores cerebros, comprende un verdadero récord.
En tanto las desmoronadas economías del llamado “primer mundo” azotan fuertemente a la juventud europea y norteamericana generando migraciones masivas y desesperanza, en una inversión histórica el Brasil parece caminar a pasos seguros en la consolidación de un modelo económico neoliberal fuerte, reportando los menores índices de desempleo que se conocen desde el 2002 y abriendo generosamente sus fronteras a la importación de capital humano. No cabe duda que en los próximos años la demanda de profesionales calificados para surtir las necesidades del desarrollo económico continuará, como lo afirmara mi amigo, en abierto apogeo, fungiendo al servicio de la salvaje devastación ambiental y las crecientes brechas de desigualdad social que hoy por hoy, en la contracara de las políticas desarrollistas de los últimos gobiernos, acompañan la emergencia del gigante suramericano.
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