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La lucha hacia el desarrollo sostenible en Bolivia

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Desarrollo sostenible.

Desarrollo sostenible. De Johann Dréo en Wikimedia. CC Attribution-Share Alike 3.0 Unported

 Abstract: In the past three decades, States began to realize the importance of crafting long-term public policies to achieve sustainable development. However, due to the economic and financial crisis many countries have had to put their sustainable development goals on hold in order to achieve economic growth. In 2011, the President of Bolivia authorized the construction of a highway, which would pass through a national park, home not only to several indigenous tribes but also to hundreds of flora and fauna species. Despite the fact that this policy had a good intention it failed because it lacked the necessary balance between economic growth and sustainable development.

El Presidente Evo Morales de Bolivia se ha posicionado como un paladín en la lucha contra el cambio climático y en la defensa de los derechos de la “Madre Tierra”, lo cual ha sido muy bien recibido a nivel internacional. A lo largo de su mandato, Morales ha denunciado a los países del Atlántico Norte por perseguir un capitalismo “salvaje” que solo busca las ganancias y no el bienestar del planeta.

Sin embargo, como se ha dado cuenta el Jefe de Estado, el gobernar a veces significa incumplir promesas cuando el análisis de costo/beneficio indica que algunas medidas, por mas impopulares e inconsistentes que sean con su propia plataforma política, van a traer mayor bienestar a la población. En ese marco, el Presidente Morales se alineó con quienes buscan el desarrollo económico por encima del desarrollo sostenible en el que fue uno de los momentos más polémicos de su presidencia.

En el año 2011, el Gobierno de Bolivia aprobó la creación de un proyecto que construiría una carretera de 292 Kms. que uniría

Mapa tomado de la página del Servicio Natural de Áreas Protegidas, SERNAP, Bolivia.

la población de Villa Tunari, en el Departamento de Cochabamba, y San Ignacio de Moxos, en el Departamento de Beni. El problema es que 51 Kms. de la misma debían atravesar el Territorio Indígena Parque Nacional Isoboro-Sécure (TIPNIS), un área protegida que no sólo es hogar de algunos pueblos indígenas sino también de centenares de especies tanto de flora como de fauna. El argumento a favor la construcción de la carretera yace en el hecho de que uniría la Cordillera de los Andes con las cuencas de la Amazonía. El camino sería una muy necesaria adición al muy pobre sistema de carreteras del país y formaría parte de un corredor bio-oceánico.

El Gobierno Nacional ha esgrimido argumentos económicos concretos e importantes a la hora de presentar este proyecto. Esta carretera puede dinamizar la economía nacional y podría permitir el desarrollo del noreste del país, que necesita desesperadamente poder comunicarse por tierra con el eje troncal nacional.

Lamentablemente, por más que los beneficios de una carretera que tenga la ruta propuesta sean muy atractivos, los impactos negativos son más profundos. Un informe socio-ambiental elaborado por biólogos de la Universidad Mayor de San Simón de Cochabamba concluyó que “la carretera que pasa por el centro del TIPNIS no es ecológica ni medio ambientalmente viable” tal y como está diseñada. El tramo que pasaría por el parque lo haría por la zona medular del mismo y alteraría completamente el ecosistema.

El incremento de la actividad humana dentro del parque causaría un daño irreversible. Los indígenas de la zona han expresado su preocupación porque la carretera permita expandir aún más la producción de hoja de coca que ya es muy grande en el Sur del Parque. Si bien sembrar hoja de coca es legal en Bolivia, no lo es dentro del Parque y el gobierno de Morales no ha hecho nada para eliminar este hecho.

La idea de crear una carretera que comunique el noreste con el resto de Bolivia y posicione al país como el corazón caminero del continente, que une el Atlántico con el Pacífico, ha tenido mucho apoyo por los beneficios económicos que podrían derivarse de un proyecto de estas características. Sin embargo, cuando alrededor de 1,000 personas, entre ellas mujeres y niños, marcharon por más de dos meses, 600 Kms. desde el Parque hasta la ciudad de La Paz (que está situada a 3.600 m.s.n.m) y fueron reprimidos por la policía nacional en su trayecto, Morales perdió la batalla mediática y no tuvo más alternativa que ceder y congelar el proyecto.

El error del gobierno de Morales no ha sido el proponer la realización del proyecto, porque no se equivoca al esgrimir sus argumentos. La carretera pudo haber tenido un impacto positivo en la economía nacional (e inclusive regional). El error consistió en no tomar en cuenta, a la hora de hacer un análisis de costo/beneficio, los profundos impactos sociales, políticos y ambientales que esta carretera iba a tener en Bolivia y la intransigencia con la que abordó el asunto. Pese a ser el primer mandatario indígena y porta estandarte en la lucha por los derechos indígenas, Morales no se tomó el tiempo suficiente para consultarle a los pobladores de la zona y no supo, como buen estadista, encontrar un punto medio en aras del progreso.

El TIPNIS sirvió como un ejemplo de lo que no se debe hacer puesto que en todas y cada una de las facetas del proyecto el gobierno se equivocó. Es menester reconocer que la intención y el objetivo principal estuvieron bien ubicados. Bolivia necesita políticas públicas de Estado que encuentren un balance entre el desarrollo económico y el desarrollo sostenible porque las dos se encuentran completamente entrelazadas y sólo pueden prosperar si caminan de la mano.

En las ultimas décadas, los Estados del mundo han comenzado a darse cuenta de la importancia que tiene el establecer políticas de Estado que se dirijan hacia el desarrollo sostenible. Los devastadores efectos del cambio climático están obligando a los diferentes países del mundo, tanto desarrollados como en desarrollo, a tomar en serio este fenómeno. Sin embargo, la feroz crisis económica y financiera que ha producido la contracción de la económica mundial ha puesto al desarrollo sostenible en segundo plano pues el mismo requiere inversión estatal y, en el caso de los países en desarrollo, recepción de cooperación internacional. Si bien no todas las regiones han sido sacudidas con la misma intensidad por la crisis, el debate entre el desarrollo sostenible y crecimiento económico está siendo analizado en todo el mundo. El caso del TIPNIS ha demostrado que Bolivia no es la excepción.

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