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La nueva ley de las domésticas brasileñas: una lucha histórica

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Creuza Maria de Oliveira, luchadora por los derechos de las trabajadoras domésticas remuneradas en Brasil. Foto de Valter Campanato, Agencia Brasil. Tomada de Wikimedia, CC Attribution 3.0 Brazil.

 

Abstract: Mrs. Creuza Maria Oliveira is the face of the struggle for labor rights of domestic workers in Brazil. President and leading activist of the FENATRAD (National Federation of Domestic Workers), Creuza has played a central role in the process of drafting the new constitutional law, approved last May by the Brazilian Senate, which allows the regulation of employment conditions of domestic workers in the country.

Creuza Maria de Oliveira, de 57 años, fue empleada doméstica desde los 10 años de edad y ha pasado por las más pavorosas experiencias de explotación, maltrato y acoso sexual. En una entrevista realizada hace pocos meses por Paula Janay Alves para el periódico digital brasileño Uol, Creuza contó su historia como víctima de la explotación post esclavista del siglo XX. Dice que fue hasta que cumplió 31 años que cobró su primer salario mínimo, pues hasta entonces las únicas retribuciones que había obtenido por su trabajo fueron comida y un lugar para dormir.

Después de toda una vida de vulnerabilidad extrema y trabajo servil, esta mujer es ahora reconocida internacionalmente por sus incansables esfuerzos en favor de las domésticas brasileñas. En 2005, el proyecto suizo “1000 Mujeres de Paz” seleccionó a Creuza como candidata para recibir el Premio Nobel de la Paz y más recientemente, en 2011, le fue otorgado el Premio Nacional de Derechos Humanos.

Creuza Maria de Oliveira es la cara visible de la lucha por los derechos laborales de las trabajadoras domésticas en Brasil. Presidenta y principal activista de la FENATRAD (Federação Nacional das Trabalhadoras Domésticas), ha jugado una papel fundamental en el proceso de elaboración de la nueva ley constituyente, aprobada el pasado mes de mayo por el Senado brasileño, destinada a regular las relaciones laborales de las empleadas domésticas del país.

Gracias a esta ley, las domésticas brasileñas ganaron derechos laborales básicos tales como el derecho a un contrato, a un salario fijo, a tiempo de trabajo regulado y amparado por el Estado, descansos remunerados, pago de horas extras, seguro de accidentes y enfermedades, baja de maternidad, entre otros. Y digo “trabajadoras domésticas” guiándome por un criterio de porcentaje: más del 90% de los trabajadores domésticos en Brasil son mujeres (casi 7 millones de mujeres y apenas 500 mil hombres).

Según un estudio realizado en 2010 por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Brasil sería el país con mayor número de trabajadoras domésticas del mundo. Sin embargo, el dato más sorprendente es el que refleja que el 17% de las mujeres brasileñas dentro del mercado laboral son domésticas. Y aquí entramos en el jugoso tema de las desigualdades de género.

Fue a mediados de los años 70 cuando las mujeres brasileñas comenzaron a reivindicar su inserción en el mundo laboral. El primer paso fue reclamar el acceso de trabajo en las fábricas, al principio solo de media jornada y posteriormente de forma integral. A pesar de realizar las mismas horas de trabajo y hasta las mismas funciones, las mujeres de aquella época no tenían derecho al mismo salario que los hombres. Aquellas mujeres fueron las primeras en conseguir una cierta autonomía en relación al hombre, pues ya no eran los únicos que mantenían el hogar. A partir de ese momento, la mujer empezó a ser contratada y comenzó “oficialmente” a insertarse en el mercado laboral, sin dejar de ocuparse de las tareas del hogar. Pasó de tener una sola jornada (las labores del hogar) a una doble (el trabajo asalariado y el cuidado del hogar). Esta situación produjo una expansión de contratación de empleadas domésticas por todo el país, sobre todo en las áreas urbanas, que dejó de ser un recurso  exclusivo de la alta sociedad y pasó también a las clases medias.

Tras la Constituyente aprobada en 1988, después de la dictadura militar, se ajustaron los derechos de los trabajadores brasileños pero sin contemplar los de las trabajadoras domésticas. Debido a esto, la ley aprobada recientemente es considerada un triunfo y la culminación de una lucha histórica. Sin embargo, no todas las opiniones corren en la misma dirección.

Según la doctora brasileña, Sonia Mascaro, especialista en derecho laboral, la implantación de la nueva ley podría tener resultados negativos para el actual trabajo doméstico. De entre las consecuencias apuntadas por Mascaro, quizás la más cuestionada sea la que imposibilita el cumplimiento de la ley debido al considerable aumento del gasto económico para los contratantes, pudiendo ocasionar una ola de desempleo y de búsqueda de trabajadoras autónomas que puedan ser contratadas exclusivamente por días, lo que se conoce como “diaristas”. Y aquí la pregunta que me surge es la siguiente: Si, como opina la especialista Mascaro, la ley, que es el único mecanismo del que disponemos para proteger nuestras sociedades, no es capaz de amparar a las empleadas domésticas, ¿de qué otro medio disponemos todos, y en particular estas trabajadoras, para defendernos contra los abusos de poder que se ejerce sobre ellas?

En la misma entrevista apuntada al inicio, cuando la periodista le pregunta a Creuza, la presidenta de FENETRAD, cuál cree será el mayor beneficio para las trabajadoras domésticas tras la instauración de la nueva ley, Creuza responde directamente a la doctora Mascaro diciendo que la ley podrá servir para iniciar un cambio de mentalidad en las sociedades, y que no siendo así, la nueva regulación nunca podrá hacerse efectiva.

Tal vez este comentario pueda parecer obvio pero, en mi opinión, coloca en foco cuestiones importantes para pensar en la posición que ocupan tanto las empleadas domésticas como las mujeres en general en la sociedad.

Algunos directores brasileños ya presentaron en sus filmes la situación en la que se encuentran las empleadas domésticas del país. Dos ejemplos importantes son la película  “Domésticas” (2001) dirigida por el famoso director Fernando Meirelles junto a Nando Olival. Y más recientemente el documental  “Doméstica” (2012), dirigido por Gabriel Mascaro.

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