Los retos del desempleo en Centroamérica
Abstract: the causes of unemployment in Central America are in part related to low education and high levels of poverty. These factors form vicious cycles that are hard to break: if someone is poor, they are forced to leave school and start working from a very young age, reducing the opportunities to access better jobs and in consequence, better payment. Breaking these cycles isn’t easy. It should be an effort made by the State and by society itself and it should not only focus on macroeconomic measures and structural reforms, but mainly in access to a modern education, able to form professionals and technical staff that can perform efficiently in today’s challenging global job market.
José Serrano es un salvadoreño de 27 años. Comenzó a trabajar como zapatero desde que tenía 8. Su padre le enseñó el oficio. Comenzó a trabajar porque, según dice, no le gustaba mucho ir a la escuela. Así es que comenzó, como hacen muchos menores de edad en El Salvador, a trabajar para ayudar a sostener económicamente a su familia.
Moisés González también es salvadoreño, es agricultor, tiene tres hijos (de 18, 17 y 14 años). Tampoco estudió y sus hijos están siguiendo sus pasos, es decir, abandonaron los estudios para dedicarse a los trabajos agrícolas.
Estos dos casos representan en gran medida lo que pasa con la fuerza laboral del área centroamericana. Muchos menores que no terminan sus estudios por diversas razones, comienzan a trabajar para ayudar a sus familias. Esto se da con mayor frecuencia en la población rural, sobre todo las que viven alejadas de los grandes centros urbanos, pero también ocurre en los habitantes de las poblaciones urbanas que desertan de las escuelas.
Un alto porcentaje de la población económicamente activa se dedica a tareas en el sector informal, donde reciben baja remuneración y donde por lo general no tienen acceso a prestaciones sociales como seguro médico o ahorro de pensión laboral o retiro. Desafortunadamente no existen cifras unificadas ni actualizadas para la región; por ejemplo, en El Salvador, las cifras varían de acuerdo a la fuente.
Uno de los mayores retos que enfrenta la región centroamericana para crear más y mayores empleos es el nivel educativo. Se considera, por ejemplo, que el sistema escolar de Honduras es uno de los más atrasados de la región, donde el sistema de nivel básico sólo cubre al 86.5% de quienes están en edad escolar, mientras el 13.5% restante no puede acceder a la enseñanza.
Hay un énfasis en Guatemala, Honduras y Nicaragua en que los estudiantes completen por lo menos la educación básica, mientras que países como El Salvador, Costa Rica y Panamá se enfocan en que los jóvenes completen la educación secundaria, con el objetivo de que ingresen posteriormente a la educación superior.
Aunque la región en su conjunto ha visto crecer su campo de inversiones, no ha sido lo suficientemente exitoso como para producir mayores fuentes de empleos. Muchas de las empresas establecidas tienen problemas para contratar personal altamente calificado. Al mismo tiempo, jóvenes recién graduados de las universidades encuentran muchas dificultades para acceder a nuevos empleos no sólo por falta de experiencia sino también por falta de entrenamiento para ciertas labores.
Esto puede radicar, nuevamente, en la educación. Según Lawrence Pratt del Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (INCAE), refiriéndose a la problemática laboral centroamericana, la competividad en el mercado laboral es global y “los sistemas educativos en general no han podido cambiar a la velocidad de los modelos económicos”. Esto crea un tipo de profesionales que no está, en muchos casos, capacitado para enfrentar los retos que exigen los nuevos mercados.
Una de las grandes paradojas laborales centroamericanas que se produce a consecuencia de esto tiene que ver con la migración. Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua son los países centroamericanos con los más altos niveles de migrantes, sea hacia los países del norte (principalmente Estados Unidos, pero también Canadá y México), aunque también se dan migraciones dentro de los países de la región. Costa Rica es el destino favorito de los migrantes nicaragüenses, donde se estima hay más de medio millón de estos. Y en los demás países de la región, la contratación de personal centroamericano para suplir la mano de obra que queda vacante por los que migraron no es extraña.
Los migrantes que llegan a los países del norte, algunos de ellos con estudios universitarios, terminarán trabajando en áreas de servicios o en labores no relacionadas con lo que estudiaron. Otros lograrán estudiar en el extranjero pero se toparán con el problema que al regresar a sus países de origen no encontrarán trabajo, a pesar de su formación y experiencia laboral fuera del país (lo que podría inicialmente considerarse una ventaja). Algunos de los impedimentos para encontrar empleos en sus países son la falta de referencias laborales locales o porque las exigencias burocráticas les dificultan mucho la reinserción social. Algunos migrantes, decepcionados por estas dificultades, deciden regresar de nuevo a los Estados Unidos.
En los países del triángulo norte centroamericano (Guatemala, Honduras y El Salvador), el no acceder a la educación o a un trabajo puede dejarlos a merced de la violencia y la criminalidad. No es casual que sean precisamente esos tres los países más violentos de la región.
El Cuarto Informe Estado de la Región, publicado en febrero del 2012, estimó que, en El Salvador, del 100% de personas que no estudian ni trabajan, 40% son mujeres. En Guatemala, el porcentaje de mujeres sin estudiar y trabajar es cuatro puntos porcentuales mayor al local, y en Honduras es de 47%.
El informe Mejores empleos en Centroamérica del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), hace hincapié en la mejora del sistema educativo centroamericano pero insiste en que “las políticas macroeconómicas y las reformas estructurales ‘correctas’ no serán suficientes para crear el número necesario de ‘buenos’ empleos. También son necesarias políticas complementarias que mejoren la cantidad y calidad de capital humano y fortalezcan el sistema de protección social”.
Con el 30% de los jóvenes en las zonas urbanas sin estudio y sin trabajo, y con una perspectiva de crecimiento de dicha población en los próximos años (y con ello la fuerza de trabajo), la región centroamericana enfrenta un reto gigantesco para solucionar el tema del desempleo, cuya solución debe ser abordada desde varios ángulos, particularmente el educativo, y que debe terminar por romper varios círculos viciosos. Uno de ellos, el de la pobreza: sin educación no hay mayores ni mejores oportunidades de empleo que permitan, precisamente, salir de la pobreza.
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