En busca de Eldorado
Abstract: To see globalization only taking into account its economic dimension is simplistic and reductionist. If there is something to be held accountable for exploitation and inequality is neoliberalism. Yet, neoliberalism uses globalization as a tool to spread competitiveness, labor flexibility, free trade, free markets and privatization, and the outcome of such notions has been devastating for almost every country in the world. We must see beyond the neoliberal vision of globalization, because globalization is an inevitable process that is far from being new and that instead of creating something new it reconceptualizes what already exists. Globalization is mutidimensional and symbolizes the construction of “the global” in our minds, where Chinese people can fully believe in the Mayas prediction on the end of the world, where Catholics can participate in indigenous rituals and so on, because that is what we humans are: plural, complex and multidimensional beings. A liberal approach to globalization is about imposition and imperialism, yet we must know better, and see that is an opportunity to learn from other cultures, and I believe that Future Challenges is about using that opportunity. Sadly, when it comes to the exploitation of natural resources, we can actually see the darkest side of neoliberal globalization. In Colombia, the bloody years from the Spaniard conquest seeking Eldorado are back. The mining boom has triggered a harsh competition between large multinational companies and occasional miners, legal and illegal mining are a huge problem in the country and the indigenous populations and the environment are suffering the consequences. It seems that if anyone is winning, they’re not winning enough.
No creo que sea correcto asumir que es la globalización la que causa las relaciones asimétricas y de explotación donde unos salen vencedores y otros vencidos. La visión economicista de la globalización es reduccionista y simplista. Si bien uno de los rasgos de la globalización es la aceleración de algunas tendencias como el intercambio, la comercialización, la explotación y la extracción exageradas, no son necesariamente el resultado de la globalización sino del modelo económico neoliberal. Ahora bien, es cierto que el discurso neoliberal utiliza la globalización para expandir sus principios, y es en esa trampa en la que nosotros caemos con frecuencia, pensar que globalización y neoliberalismo son sinónimos. Esto se debe a que en esta parte del mundo nos ha tocado sentir los nefastos efectos del neoliberalismo, manifestados a través de la globalización.
La globalización es un fenómeno mucho más complejo, es multidimensional y simultánea, por lo que abarcar tan sólo una de sus dimensiones (la económica) no es entender bien el proceso como tal: se trata de la construcción de un imaginario de lo global, donde los chinos pueden perfectamente creer en las predicciones mayas del fin del mundo, donde se puede ser católico y participar de rituales ancestrales para favorecer a la madre tierra, donde se puede ser africano y sentirse de espíritu aymara. La globalización no inventa nada nuevo, lo reconceptualiza. Por eso creo que la globalización no es en sí misma ni buena ni mala; pero sí puede ser presa de ideologías y de poder. Hoy en día por ejemplo, es inevitable identificar globalización con el liberalismo occidental, cuya herramienta principal ha sido y es el imperialismo. Una visión postcolonialista del mundo defiende el principio de la diversidad y el pluralismo, de retomar conocimientos ancestrales desechados por Occidente, prácticas, lenguajes, olvidados intencionalmente.
El problema no es la globalización, es la ceguera y la sordera que existe frente a todo lo que es diferente a la idea liberal de la modernidad. Si reconocemos la igualdad en la diversidad, el conocimiento independientemente de su procedencia, la globalización es una herramienta que permite lograr una riqueza cultural, un sincretismo que es producto de la complejidad y pluralismo del mismo ser humano. El norte Occidental tiene mucho que aprender y la globalización puede también propiciar ese aprendizaje si se la entiende como un canal de doble vía. Future Challenges ofrece esta posibilidad.
La explotación de los recursos minerales en Colombia, ¿quién gana?
Es la neoliberalización lo que genera una relación de suma cero en la explotación de recursos. Así como durante la colonia el mercantilismo significó el saqueo de las colonias, hoy en día el neoliberalismo trae consigo un esquema de políticas y acciones que permiten otra forma de explotación socialmente insostenible y costosísima desde el punto de vista ambiental. Las diferencias entre el modelo mercantilista y el neoliberal no son muchas. Ambos modelos crearon profundas desigualdades y ambos existieron en mundos globalizados. Teniendo en cuenta eso, me referiré ahora al drama de la lucha por los recursos minerales en Colombia.
Cuando los españoles llegaron a América en 1492, comenzaron a recorrer miles de kilómetros buscando Eldorado, una ciudad perdida, no solamente hecha de oro sino custodia de grandes tesoros. Según los relatos de los indígenas y el oro que se logró encontrar en la zona, se creía que Eldorado estaría en lo que hoy es Colombia. Fueron incontables los saqueos y expediciones que aceleraron la conquista de todo el territorio sudamericano; fueron incontables las muertes causadas por el saqueo y por las duras condiciones de viaje impuestas a los indígenas, también fueron incontables los galeones que transportaron la riqueza a España y Europa, dejando atrás sólo pobreza.
Hoy en día se vive en Colombia un boom en la minería, y como si nuevamente se estuviera emprendiendo otra búsqueda de Eldorado, se enfilan en esta nueva expedición tanto grandes empresas transnacionales mineras, como mineros ocasionales y caza fortunas. Lamentablemente, esta nueva fiebre del oro ha disparado la minería ilegal en el país, que no solamente afecta el medio ambiente y el hábitat de poblaciones nativas, sino que incentiva el mercado negro de los recursos, la explotación laboral, el desplazamiento y la violencia.
El gobierno trata de ejercer un mayor control, proteger el medio ambiente e incentivar la inversión extranjera y la minería legal. Sus esfuerzos se quedan cortos ante la realidad, no logra obtener las regalías por la explotación de los recursos, y si lo hace, el dinero pocas veces se ve invertido en las lejanas poblaciones mineras del país. El costo social es aún muy elevado. En medio de todo, se encuentran las poblaciones indígenas pues, paradójicamente, gran parte de los recursos minerales (oro, petróleo, esmeraldas, carbón) se encuentran en áreas protegidas o en sus territorios ancestrales. Los indígenas se convierten nuevamente en las principales víctimas de la explotación minera. Muchas veces se omite el paso obligatorio de consultarles antes de iniciar la explotación (si la minería se legal); otras son perseguidos y amenazados por oponerse a ella, y finalmente son quienes peor la pasan cuando los recursos hídricos se vuelven tóxicos por la actividad minera, afectando y poniendo en riesgo su salud. Por una parte, el desconocimiento de los derechos de los indígenas permite todo tipo de atropello; pero por otra, los resguardos han sido incluso invadidos y ocupados sin ningún tipo de autorización y a veces es la misma fuerza pública (ejército y policía) quien los desaloja para que se pueda iniciar el proceso de explotación. Todo parece un deja vú.
Este panorama parece ser mundial y la respuesta obvia: la lucha por obtener recursos naturales lleva necesariamente a un resultado de suma cero, siendo muchos los perdedores y unos pocos los ganadores. Colombia no es la excepción, pese a que el código de minería en el país prevé un tratamiento especial para pequeños extractores y las grandes empresas mineras -a quienes se les exigen licencias de todo tipo y compromisos de variada naturaleza-, en la práctica la diferenciación simplemente no existe, y todos buscan el preciado mineral como si se estuviera en un estado de naturaleza. Los mineros apenas obtienen los recursos para sobrevivir y los que obtienen ganancias defienden la minería ilegal por ser su única fuente de ingresos.
Es importante no confundir globalización con neoliberalización. Esta última se caracteriza por enfatizar el libre comercio y los libre mercados, flexibilidad laboral, competitividad, privatización. Si a algo se le puede atribuir resultados de suma cero es a la neoliberalizacion, y no a la globalización, por lo menos no sin una reflexión más profunda. El capitalismo neoliberal ha sido impuesto en la mayoría de los países en vías de desarrollo, los cuestionamientos sobre sus beneficios son cada vez más fuertes y provienen de sectores muy diversos: indígenas, sectores pobres, intelectuales, grupos religiosos… pero esto da para otro debate en Future Challenges. Lo que sí es cierto es que la explotación que comenzó hace quinientos años, vuelve a repetirse sin que, al parecer, nosotros hayamos aprendido ninguna lección.
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